martes, 29 de marzo de 2011

Historias que terminan, historias que empiezan


 Esta es una historia que solamente me ayudo a dilucidar lo fácil que era ser feliz, encontrar el equilibrio. No prentendo que funcione para todo el mundo. Acaso que provoque algunos clicks. Y ni siquiera eso. Escribo esto como una tregua a mi corazón, creyendo que quizás a alguien dé la esperanza esa que yo necesité mucho tiempo, escribo esto dando las gracias a toda la gente que me acompañó sin darse cuenta en la travesía: a mi familia, a mis amigos de toda la vida, a los nuevos amigos, a los que se fueron, a los que están por venir. Y sobre todo gracias mi, porque fui yo la que lo logró y no quiero demeritarme ni un segundo (son temor a sonar pedante o pagada de mi misma).



He decidido terminar la carrera, regresé a Pachuca, retomé el vivir sola, estoy buscando trabajo, estoy escribiendo y leyendo montones, estoy disfrutando cada pedacito de vida. El sol, el aire en mi cara, el olor de las mañanas, las sonrisas anónimas, los árboles, mi familia, mis amigos, el amor que brota de cada uno de mis poros, la gente nueva, las risas cristalinas, el sonido de la lluvia, el cantar de los pájaros... esas cosas que siempre se nos pasan desapercibidas. 

¿Ya di las gracias a la gente que me acompañó en la travesía? Gracias infinitas. 

Y sobre todo quiero darme gracias a mí. Este camino lo descubrí solita. Todo lo que tengo es gracias a mí. Me siento muy orgullosa de todo lo que he logrado, de todo lo que he hecho, de todo lo que he aprendido. Todo lo que poseo, todo, me lo he ganado. Nadie me regaló nada. En el trabajo, en el amor, en el conocimiento... todo me lo he ganado a pulso. 

Esta historia no termina aquí. Es solo el relato de una puerta que se llama adultez y que está esperándome abierta. Espero que tenga por lo menos otros 70 años más.

Viene la época más chingona de mi vida, no me cabe ninguna duda. Y estoy total, completa y tranquilamente lista.

¡Voy a ser tía! ¿Ya lo había dicho? Después de ver a la muerte rondando tan cerca ahora veo vida. Ahora veo a mi sobrina revoloteando en el vientre de mi hermana y me sorprendo y me conmuevo como una loca porque ¡Es vida! Vida en su más bella forma.

Por primera vez en 24 años de vida viví un proceso de enamoramiento conmigo misma y hoy soy capaz de verme en un espejo y decir "me amo". CHINGAU. 


Seguimos en contacto por cualquier red social.

No hay comentarios:

Publicar un comentario